Nuestro organismo tiene un ejército de células diferentes capacitadas para luchar contra agentes exteriores como bacterias, virus, hongos… Cuando por alguna causa disminuyen estas defensas, como por cambios de tiempo, exceso de radiación solar, un día de ejercicio extremo… se encuentra en una situación de peligro en la que los microorganismos tendrán mayor facilidad para instalarse o reproducirse en nuestro interior, provocando la enfermedad.
En la actualidad la forma más común de atacar las enfermedades es con el consumo de antibióticos. Estas sustancias son capaces de destruir bacterias dañinas de nuestro cuerpo sin apenas dañarnos a nosotros. Sin embargo, el abuso de estos medicamentos, que deben sólo consumirse bajo prescripción médica, están haciendo que aparezcan bacterias multirresistentes imposibles de controlar, como alerta la Organización Mundial de la Salud para la tuberculosis, entre otras enfermedades.
Otra forma de ayudar a luchar/prevenir la enfermedad es tomar alimentos que fortalezcan nuestro sistema inmunológico para que, de esta forma, sea el propio organismo el que luche contra la infección, o mejor aún: destruya la infección en sus inicios, antes de que se desarrolle. Ahí es donde tienen mucho que decir algunos hongos medicinales y plantas medicinales.
Eso será para el siguiente post.